Kiwanienses en Canadá ayudar a los refugiados ucranianos a prosperar en su en su nuevo país.

Por Julie Saetre

Kiwanienses tienen un corazón de servicio, y en Barrie, Ontario, Canadá, ese corazón se extiende para ayudar a familias necesitadas a más de 7.700 kilómetros de distancia.

En 2021, los miembros de Club Kiwanis de Barrie -entre ellos Helen Ellement y su hermana, Cathy Locke- estaban decidiendo cómo celebrar el centenario del club. En un servicio religioso, Ellement y Locke se enteraron de que refugiados ucranianos viajarían a Canadá y necesitaban alojamiento. Por aquel entonces, Locke se disponía a vender su gran casa para comprar una más pequeña.

"Así que, por supuesto, nos miramos", recuerda Ellement, "y ella dijo: 'Ya sé lo que voy a hacer'".

Locke se ofreció a alojar a algunos refugiados mientras se adaptaban a vivir en un país diferente, aprendían un nuevo idioma y encontraban empleo. Y Ellement pensó en una forma de celebrar el centenario del club: gastar 100.000 dólares canadienses en proyectos de servicio, un tercio de los cuales financiaría los vuelos de los refugiados a Canadá.

La donación del club pagó el traslado de seis familias, un total de 33 personas. Y una vez que llegaron, Ellement, actual teniente gobernador de Kiwanis división 8, y Locke, ahora presidente-electo del club, lideraron los esfuerzos para ayudar a las familias a instalarse. Las hermanas reunieron artículos de primera necesidad, desde ropa de cama hasta artículos de papelería, concertaron citas con el médico, localizaron un servicio que ayudaría a determinar los niveles de colocación de los alumnos en edad escolar e incluso ayudaron a encontrar trabajo a algunos de los adultos.

"Todo lo que uno haría por sus propios hijos es lo que hemos hecho por las familias ucranianas", dice Ellement.

Generosidad recompensada
Mientras tanto, en lugar de vender su casa, Locke invitó al grupo familiar más numeroso -dos padres y 11 niños y adolescentes- a vivir en la residencia. Locke se trasladó a lo que se convirtió en un apartamento en la planta baja, con acceso independiente; la familia se instaló en el resto de la casa.

Las familias no han dejado esta generosidad sin recompensa.

"Han trabajado en todas las funciones de Kiwanis en las que necesitamos ayuda", afirma Ellement. "Así que nos han ayudado tanto como nosotros a ellos. Han sido fabulosos".

Ahora Ellement y Locke están redactando cartas de recomendación para ayudar a las familias a obtener la residencia permanente en Canadá.

"Todos han conseguido trabajo y han trabajado muy duro. Se han convertido en miembros de su comunidad", dice Ellement. "Se sienten como en familia, y sienten que somos su familia".

¿Cómo ha apoyado su club a los recién llegados a su comunidad? Háganoslo saber en shareyourstory@kiwanis.org.